Vivimos en una sociedad en la que estamos siendo
continuamente analizados, juzgados, sometidos a una presión que nos
corroe. Continuamente estamos siendo
analizados; por los profesores, por los compañeros de clase, por nuestros
padres, por nuestros jefes. Estamos acostumbrados a soportar esta presión
constante e incesable, pero ¿por qué? ¿De verdad esta situación es buena? Nunca
puede ser bueno estar sometido bajo presión; esto conlleva a que las personas
terminen actuando como los demás quieren y no verdaderamente como lo harían si
supieran que luego no van a ser juzgadas.
¿Por qué no poder hacer lo que uno verdaderamente desea en
cada momento? Está claro que quienes lo hacen son considerados locos. Así es,
locos por hacer aquello que quieran, aquello que verdaderamente desean. Pues sí
amigos, así es. ¿Justo? A mí no me lo parece.
Continuamente vivimos rodeados de personas que se preocupan
por cumplir con sus obligaciones, por llegar puntual a las citas, por terminar
a tiempo algún trabajo, por hacer lo correcto siempre y cuando el término
correcto esté impuesto por alguna persona superior. Superior, que palabra tan
fea. ¿Por qué alguien tiene que superior a otra persona? ¿por tener más dinero,
por tener mejor físico, por tener más capacidad de memoria? Este es otro gran
tema que me gustaría tratar.
Existen muchas personas con gran capacidad intelectual, lo
cual les conlleva a sentirse superiores a los demás. Esto es algo
verdaderamente triste. Todos somos humanos y algunos tenemos más o menos
capacidades que otros, ya sean intelectuales o referidas a otro ámbito. ¿Por
qué debemos ser juzgados por esto? El tema de la inteligencia es demasiado
ambiguo. No porque una persona tenga más estudios que otra es más inteligente,
y eso está más que comprobado. Pero claro, en la sociedad occidental es mucho
más importante haber realizado alguna carrera que haberse leído cientos de
libros y haber viajado, lo cual puede aportarte muchísimo más que una carrera
en sí.
Está demasiado sobre valorado el hecho de estudiar en una
universidad. Los alumnos, cuando entramos a formar parte de la vida
universitaria, pensamos que somos unos ignorantes y que yendo a la universidad
vamos a poder ampliar nuestros horizontes y formarnos para poder “ser alguien”
en la vida. Esto de “ser alguien” es una frase muy popularizada que hace que
aquellas personas que no tengan la posibilidad de acceder a los estudios -ya
sea por problemas económicos (como sucede en numerosos casos) o por problemas
de otro tipo- se sientan inferiores.
¿Qué ha pasado con esta sociedad? ¿Por qué en esta sociedad?,¿
por qué se ha llegado a un punto en el que sea mucho más importante la cultura
de una persona que la persona en sí, sus sentimientos, sus valores, sus ganas
de vivir, sus ganas de aprender? Pues sí, desgraciadamente es así. ¿Por qué ya no existen filósofos como en
siglos anteriores? ¿Por qué no existen pensadores que se preocupen por lo que
verdaderamente importa? El ser humano en sí, el interior de las personas, y no
su físico o sus riquezas o su intelecto.
Todo ser humano está capacitado para aprender, y no existe
cosa más bonita que aprender cosas; de la vida, de la naturaleza, de la
creación, de los objetos. De cualquier ámbito. Aprender siempre es una
experiencia gratificante, pero ¿qué es lo que hace que la gente no se dé cuenta
de esto? A las personas no les gusta estar siendo valoradas constantemente, no
es una sensación demasiado grata, y es por esto una de las razones que personas
con gran capacidad intelectual no deseen ingresar en una universidad para que
le “enseñen” cosas que en realidad se
podrían aprender por cuenta propia gracias a la numerosa información
bibliográfica que hay repartida por todas partes.
Personalmente, yo siendo universitaria, me encuentro
sometida bajo una constante presión y noto como esto no me hace bien ni
psíquicamente ni físicamente. Me crea problemas no sólo a la hora de
interactuar con las personas, por el hecho de que los nervios a veces pueden
jugarte malas pasadas, sino que también esta presión se me acumula y llegan a
producirme mareos. Obviamente no es una sensación agradable e incluso puede
llegar a convertirse en un problema serio si no es tratado. ¿Esto a qué conclusiones me lleva? A que
realmente yo quiero aprender, estoy muy interesada en investigar sobre una
inmensidad de temas, pero no tengo tiempo. La vida de un universitario, además
de ser gratificante en muchos aspectos - no voy a negarlo- , también resulta
estresante. Ese querer y no poder hacer más es algo negativo. No tenemos tiempo
para poder investigar suficiente sobre muchos temas en concreto, que es lo que
nos piden los profesores. No se puede hacer tantas cosas a la vez y al mismo
tiempo poder disfrutar de nuestra juventud. Y es por eso que hay mucho fracaso,
porque los jóvenes queremos y tenemos la necesidad de aprovechar nuestra edad.
Es cierto que debe haber tiempo para todo y hay que saber administrarse. Pero
llega un momento en el que se acumula tanta presión y tantas cosas en la cabeza
que impiden avanzar, y es por eso que finalmente, ante un examen, un alumno
termina escribiendo lo mínimo de lo que podría decir, porque sabe que en el
fondo va a ser juzgado por un profesor, el cual es la autoridad y por tanto en
ese escrito, se limita a decir aquello que sabe o piensa que el profesor quiere
que expongan y no realmente todo aquello que ha aprendido a lo largo del
proceso, sino que simplemente redacta aquello que “es importante” para los
examinadores.
No quiero dar a entender con estas palabras que me considero
una persona negativa o desafortunada ni mucho menos, sino simplemente me estoy
limitando a expresar lo que siento. Y creo, o mejor dicho, sé que en mi misma
situación se encuentran muchas personas. Pues lo que quiero es alentar a todas
aquellas personas que se sientan oprimidas, que intenten luchar contra eso, de
una manera u otra, pero que intenten que estas continuas “evaluaciones” no
lleguen a afectarles demasiado. Se dice que siempre es bueno un poco de presión
o de empuje – si queremos llamarlo de otro modo-; pero hay maneras y maneras. Y
desgraciadamente ese “empuje” que deberían dar los profesores lo hacen de la
manera incorrecta. Muchos profesores son grandes intelectuales y que saben
muchísimo sobre determinadas temas, pero por desgracia para muchos de nosotros,
no saben explicar aquello que tanto les apasiona. Hay personas que nacen para
ser “educadores” – y con esto me refiero a aquellos profesores que no se
limitan a enseñar sus propios conocimientos, sino que además de enseñar aquello
que saben, motivan a sus alumnos a que investiguen sobre ese tema, se interesen
y encuentren alguna manera de abordarlo, dependiendo de sus gustos y no
siguiendo las estrictas normas de los profesores.
Debería existir una asignatura obligatoria desde preescolar
que nos enseñe a abordar la vida de una manera filosófica, en la que cada
persona pueda sentirse libre de expresar sus sentimientos sin sentirse juzgado
por los demás; una asignatura que aborde
distintos aspectos de la vida y en la que los alumnos puedan sentirse libres.
Es en los primeros años de vida cuando nuestra mente se va formando y donde
influye absolutamente todo en nosotros, por eso veo necesaria la existencia de
esta asignatura que en el mundo occidental es casi inexistente.
En fin, simplemente lo que quiero decir con todo esto es que
pase lo que pase y te juzgue quien te juzgue, hay que aprender a ser fuerte y
no dejar que las cosas te afecten tanto, pero claro, esto también se consigue
gracias al cariño, ya sea de la familia, de amigos o de animales. El cariño es
algo fundamental en esta vida y parece que muchas personas no se dan cuenta de
esto y sólo piensan en cosas banales como las que he mencionado anteriormente,
o sólo se dan cuenta de esto cuando se sienten mal y ven que necesitan el apoyo
de un ser querido. Pero no; el ser humano está equivocado en muchas cosas, y
una es ésta: el cariño deberíamos recibirlo todos los días, ya sea de una manera
u otra: un abrazo, un beso, una caricia, un alago, una sonrisa, cualquiera de
estas cosas son necesarias, y es por eso que vemos que cuando estamos rodeados
de cariño las cosas siempre van mejor. Lo emocional siempre es lo primero, es
lo afecta a todos los aspectos del ser humano.
También es necesario encontrar algo en la vida que te aporte
cierta felicidad, algo que pueda hacer que te evadas de todas las cosas que
provocan presión. Ya sea un deporte, o
alguna otra actividad como la fotografía, la pintura, las manualidades, lo que
sea; no hace falta que tengas talento, simplemente es buscar algo que te guste
hacer y que te dé absolutamente igual lo que piensen los demás sobre esa
afición, lo único y verdaderamente importante en esta vida es poder sentirse
feliz. No todos tienen la suerte de dedicarse a hacer lo que realmente les
guste, pero por lo menos siempre va a existir la posibilidad de evadirse de
alguna manera u otra, y eso es lo que tenemos que encontrar, algo que nos guste
hacer y que no dependamos de nadie, porque siempre que dependas de alguien vas
a encontrarte en la situación de que te puedan decepcionar o simplemente de que
necesites a alguien para hacer algo y en el momento en que te des cuenta que a
lo mejor esa persona no puede por lo que sea, es cuando te encuentras
frustrado.
Con todas estas palabras, sólo puedo concluir que hay que
ser feliz y luchar contra todos los obstáculos que nos presenta la vida. Siendo
positivo y en el momento en el que veas que puedes recaer darte cuenta y buscar
apoyo en tus seres queridos o saliendo del lugar ese que te reprime, saliendo
de esa rutinaria presión, ya sea de una manera u otra. A pesar de que parezca
muy tópico, es verdad esa frase tan conocida que dice: “después de la tormenta
siempre sale el sol”, así que ya sabes. Prepárate para disfrutar de ese sol tan
ansiado por todos.
Jennifer.