domingo, 22 de diciembre de 2013

Todos y cada uno de ellos te aportan algo.


No sé si se les habrá pasado por la cabeza la misma idea que a mí, o si solo será uno de mis pensamientos extraños. Yo creo que soy como soy gracias a todas las personas que me rodean, empezando por mi familia -de los que estuve rodeada la mayor parte de mi vida- hasta llegar a las personas que pienso que han sido irrelevantes como por ejemplo alguien que haya conocido un solo día. Pienso que cada una de las personas que me rodean me aporta algo, y obviamente las que más me aportan son las que conservo y tengo más aprecio.

Podemos sentirnos afortunados por tener tanta gente especial que nos rodea, tantas personas diferentes, cada una con sus pensamientos y su particular forma de ser. No tenemos por qué rodearnos siempre de la misma gente. Al igual que viajar o leer te abre la mente, conocer personas con distintos pensamientos puede llegar a resultar verdaderamente interesante. Lo bonito de todo esto también es que siempre nos pasa que escuchamos una canción y no podemos evitar acordarnos de esa o esas personas especiales o sino también nos puede pasar al ver una película, al leer un libro, al contemplar una pintura o simplemente al ver un trozo de tela, que por el motivo que sea significa algo importante.

Lo que intento yo es rodearme de gente que en cierta manera me aporte algo positivo. Igual puede sonar un poco egoísta, no lo sé, pero es verdad que cuando me relaciono con gente que solo se interesa por cosas banales intento huir de ellos porque considero que la relación no va a llegar a ninguna parte. Y bueno, también es verdad que es imposible que todos congeniemos con todos, al fin y al cabo somos humanos. Pero aun así estas personas de las que huyo me aportan cosas útiles; al conocerlas  y ver su comportamiento puedo darme cuenta de lo que tengo que evitar hacer yo. Me ha pasado ya en varias ocasiones de ver algún gesto poco bonito en alguien y pensar que yo lo he hecho alguna vez, y por eso esto me ayuda a no volver a cometer algunos errores; ya que considero que si a mí me ha disgustado algo, puede que a otros también pueda hacerlo.


Para concluir de alguna manera… me gustaría aconsejarles que se rodeen de personas con las que se sientan a gusto, y si no lo están es tan simple como alejarse de ellas y no “malgastar el tiempo”; no tienen por qué sentirse obligados a seguir rodeándose de gente que solo les aporta cosas negativas, ya que al fin y al cabo no lleva a ninguna parte.

domingo, 24 de noviembre de 2013

Convencionalismos


El mundo está lleno de convencionalismos. ¡Qué horror! Lo más triste es que mucha gente no se da cuenta que realmente está haciendo cosas que de algún modo u otro les “obliga” la sociedad.
Desde pequeños estamos rodeados de este convencionalismo social en el que nos hacen creer que venimos a este mundo para crecer, estudiar, encontrar un trabajo, tener un coche, tener una relación estable, casarnos, tener hijos y tener nietos. ¿Por qué tiene que ser así? ¿Por qué no nos enseñan desde chiquitos a ser felices en vez de a pensar en cosas materiales?
Tendría que existir al menos una asignatura en el colegio en la que nos ayudaran a afrontar la vida, en la que nos dieran algunos consejos básicos que no se nos olviden nunca, como es el simple hecho de hacer lo que realmente nos guste sin miedo a nada.
Está claro que es imposible que desde pequeños aprendamos cómo comportarnos en la vida, qué hacer y qué no hacer; eso está claro; pero no estaría nada mal que te recuerden todos los días lo importante que es ser optimista y tener una sonrisa en la cara a pesar de lo que pueda estar ocurriendo.

Sé que todavía me queda mucho camino por delante, soy joven, pero tuve la suerte de darme cuenta de lo importante que es sentirse bien, sentirse realizado, sentir que estás haciendo las cosas bien. Siempre escuchaba como la gente mayor decía que la etapa universitaria suele ser la mejor o al menos de las mejores de tu vida, ¡y qué razón tenían! Estar en la universidad, independientemente del hecho de hacer una carrera, tiene muchas cosas más a parte del estudio en sí. Conocés a muchas personas espectaculares, que seguramente una vez que entren en tu vida será difícil que salgan. También habrá otras que así como entran salen; de esas no hay que preocuparse demasiado.
Es precioso poder conocer a gente de todas partes del mundo y saber que siempre vas a tener un rinconcito más para ir a visitar a viejos amigos y recordar momentos felices.
Escribiendo esto pareciera que fuera una anciana recordando viejos tiempo o algo así, pero no, simplemente hoy es uno de esos días en los que me siento melancólica y necesito expresar lo que siento de alguna manera u otra.

Continuando con el tema del convencionalismo; sólo puedo decir que tengo que reconocer que yo también me dejo llevar por la sociedad muchas veces. El consumismo, sin ir más lejos, es muy dañino, pero es difícil también resistirse a la tentación, al fin y al cabo somos humanos.
No puedo evitar a veces comprarme cosas realmente innecesarias como maquillaje por ejemplo. Reconozco que no me suele gustar maquillarme; a veces mi familia o mis amigas me dicen: ¿pero por qué no te maquillás? ponéte más linda, o cosas así. Recuerdo concretamente un día en el que me lo dijeron varias veces y no pude evitar ponerme a llorar. ¿Por qué me piden que me maquille? ¿Tan fea soy? Pero comprendí que no es cuestión de belleza o fealdad. Ellos no lo dicen por eso obviamente, pero en ese momento es como me sentí. Y de algo que me di cuenta con el paso de los años es que cuando más linda me veo es cuando estoy feliz y no cuando más me maquillo. Me costó darme cuenta, pero por suerte es así.
Los chicos no se maquillan, se muestran tal y como son, ¿por qué para nosotras tiene que ser diferente? Consumismo puro y duro.
Otro tema por supuesto es el de la vestimenta. Sí, hay cosas preciosas para comprar, cosas totalmente inservibles realmente, pero preciosas y muchas veces es difícil resistirnos, pero ahí están, existen y seguirán existiendo.
Vivimos en un mundo en el que muchas veces hacemos cosas que realmente no deseamos, pero sólo lo hacemos por seguir la corriente, por hacer lo mismo que hacen los demás y no parecer “raritos”. Mucha gente tarda en darse cuenta de esto, o incluso nunca llegan a darse cuenta que realmente hay que hacer lo que te dicte tu cabeza o tu corazón y no lo que te dicten los demás.
Sólo puedo concluir esto diciendo que hagás lo que realmente quieras sin importar el momento. Si querés cantar, hacélo, si querés irte de viaje, hacélo, si querés darle un abrazo a tu compañera de piso, hacélo, si querés ponerte a saltar en medio de la calle, ¡no lo dudes! ¿Por qué no hacerlo? ¿Por si a alguien le parece raro? Dicho finamente: que se vayan a tomar aire ;).