martes, 9 de diciembre de 2014

Vivimos en una sociedad en la que estamos siendo continuamente analizados.

Vivimos en una sociedad en la que estamos siendo continuamente analizados, juzgados, sometidos a una presión que nos corroe.  Continuamente estamos siendo analizados; por los profesores, por los compañeros de clase, por nuestros padres, por nuestros jefes. Estamos acostumbrados a soportar esta presión constante e incesable, pero ¿por qué? ¿De verdad esta situación es buena? Nunca puede ser bueno estar sometido bajo presión; esto conlleva a que las personas terminen actuando como los demás quieren y no verdaderamente como lo harían si supieran que luego no van a ser juzgadas.

¿Por qué no poder hacer lo que uno verdaderamente desea en cada momento? Está claro que quienes lo hacen son considerados locos. Así es, locos por hacer aquello que quieran, aquello que verdaderamente desean. Pues sí amigos, así es. ¿Justo? A mí no me lo parece.

Continuamente vivimos rodeados de personas que se preocupan por cumplir con sus obligaciones, por llegar puntual a las citas, por terminar a tiempo algún trabajo, por hacer lo correcto siempre y cuando el término correcto esté impuesto por alguna persona superior. Superior, que palabra tan fea. ¿Por qué alguien tiene que superior a otra persona? ¿por tener más dinero, por tener mejor físico, por tener más capacidad de memoria? Este es otro gran tema que me gustaría tratar.

Existen muchas personas con gran capacidad intelectual, lo cual les conlleva a sentirse superiores a los demás. Esto es algo verdaderamente triste. Todos somos humanos y algunos tenemos más o menos capacidades que otros, ya sean intelectuales o referidas a otro ámbito. ¿Por qué debemos ser juzgados por esto? El tema de la inteligencia es demasiado ambiguo. No porque una persona tenga más estudios que otra es más inteligente, y eso está más que comprobado. Pero claro, en la sociedad occidental es mucho más importante haber realizado alguna carrera que haberse leído cientos de libros y haber viajado, lo cual puede aportarte muchísimo más que una carrera en sí.

Está demasiado sobre valorado el hecho de estudiar en una universidad. Los alumnos, cuando entramos a formar parte de la vida universitaria, pensamos que somos unos ignorantes y que yendo a la universidad vamos a poder ampliar nuestros horizontes y formarnos para poder “ser alguien” en la vida. Esto de “ser alguien” es una frase muy popularizada que hace que aquellas personas que no tengan la posibilidad de acceder a los estudios -ya sea por problemas económicos (como sucede en numerosos casos) o por problemas de otro tipo- se sientan inferiores.

¿Qué ha pasado con esta sociedad? ¿Por qué en esta sociedad?,¿ por qué se ha llegado a un punto en el que sea mucho más importante la cultura de una persona que la persona en sí, sus sentimientos, sus valores, sus ganas de vivir, sus ganas de aprender? Pues sí, desgraciadamente es así.  ¿Por qué ya no existen filósofos como en siglos anteriores? ¿Por qué no existen pensadores que se preocupen por lo que verdaderamente importa? El ser humano en sí, el interior de las personas, y no su físico o sus riquezas o su intelecto.

Todo ser humano está capacitado para aprender, y no existe cosa más bonita que aprender cosas; de la vida, de la naturaleza, de la creación, de los objetos. De cualquier ámbito. Aprender siempre es una experiencia gratificante, pero ¿qué es lo que hace que la gente no se dé cuenta de esto? A las personas no les gusta estar siendo valoradas constantemente, no es una sensación demasiado grata, y es por esto una de las razones que personas con gran capacidad intelectual no deseen ingresar en una universidad para que le “enseñen” cosas que  en realidad se podrían aprender por cuenta propia gracias a la numerosa información bibliográfica que hay repartida por todas partes.

Personalmente, yo siendo universitaria, me encuentro sometida bajo una constante presión y noto como esto no me hace bien ni psíquicamente ni físicamente. Me crea problemas no sólo a la hora de interactuar con las personas, por el hecho de que los nervios a veces pueden jugarte malas pasadas, sino que también esta presión se me acumula y llegan a producirme mareos. Obviamente no es una sensación agradable e incluso puede llegar a convertirse en un problema serio si no es tratado.  ¿Esto a qué conclusiones me lleva? A que realmente yo quiero aprender, estoy muy interesada en investigar sobre una inmensidad de temas, pero no tengo tiempo. La vida de un universitario, además de ser gratificante en muchos aspectos - no voy a negarlo- , también resulta estresante. Ese querer y no poder hacer más es algo negativo. No tenemos tiempo para poder investigar suficiente sobre muchos temas en concreto, que es lo que nos piden los profesores. No se puede hacer tantas cosas a la vez y al mismo tiempo poder disfrutar de nuestra juventud. Y es por eso que hay mucho fracaso, porque los jóvenes queremos y tenemos la necesidad de aprovechar nuestra edad. Es cierto que debe haber tiempo para todo y hay que saber administrarse. Pero llega un momento en el que se acumula tanta presión y tantas cosas en la cabeza que impiden avanzar, y es por eso que finalmente, ante un examen, un alumno termina escribiendo lo mínimo de lo que podría decir, porque sabe que en el fondo va a ser juzgado por un profesor, el cual es la autoridad y por tanto en ese escrito, se limita a decir aquello que sabe o piensa que el profesor quiere que expongan y no realmente todo aquello que ha aprendido a lo largo del proceso, sino que simplemente redacta aquello que “es importante” para los examinadores.

No quiero dar a entender con estas palabras que me considero una persona negativa o desafortunada ni mucho menos, sino simplemente me estoy limitando a expresar lo que siento. Y creo, o mejor dicho, sé que en mi misma situación se encuentran muchas personas. Pues lo que quiero es alentar a todas aquellas personas que se sientan oprimidas, que intenten luchar contra eso, de una manera u otra, pero que intenten que estas continuas “evaluaciones” no lleguen a afectarles demasiado. Se dice que siempre es bueno un poco de presión o de empuje – si queremos llamarlo de otro modo-; pero hay maneras y maneras. Y desgraciadamente ese “empuje” que deberían dar los profesores lo hacen de la manera incorrecta. Muchos profesores son grandes intelectuales y que saben muchísimo sobre determinadas temas, pero por desgracia para muchos de nosotros, no saben explicar aquello que tanto les apasiona. Hay personas que nacen para ser “educadores” – y con esto me refiero a aquellos profesores que no se limitan a enseñar sus propios conocimientos, sino que además de enseñar aquello que saben, motivan a sus alumnos a que investiguen sobre ese tema, se interesen y encuentren alguna manera de abordarlo, dependiendo de sus gustos y no siguiendo las estrictas normas de los profesores.

Debería existir una asignatura obligatoria desde preescolar que nos enseñe a abordar la vida de una manera filosófica, en la que cada persona pueda sentirse libre de expresar sus sentimientos sin sentirse juzgado por los demás; una asignatura que  aborde distintos aspectos de la vida y en la que los alumnos puedan sentirse libres. Es en los primeros años de vida cuando nuestra mente se va formando y donde influye absolutamente todo en nosotros, por eso veo necesaria la existencia de esta asignatura que en el mundo occidental es casi inexistente.

En fin, simplemente lo que quiero decir con todo esto es que pase lo que pase y te juzgue quien te juzgue, hay que aprender a ser fuerte y no dejar que las cosas te afecten tanto, pero claro, esto también se consigue gracias al cariño, ya sea de la familia, de amigos o de animales. El cariño es algo fundamental en esta vida y parece que muchas personas no se dan cuenta de esto y sólo piensan en cosas banales como las que he mencionado anteriormente, o sólo se dan cuenta de esto cuando se sienten mal y ven que necesitan el apoyo de un ser querido. Pero no; el ser humano está equivocado en muchas cosas, y una es ésta: el cariño deberíamos recibirlo todos los días, ya sea de una manera u otra: un abrazo, un beso, una caricia, un alago, una sonrisa, cualquiera de estas cosas son necesarias, y es por eso que vemos que cuando estamos rodeados de cariño las cosas siempre van mejor. Lo emocional siempre es lo primero, es lo afecta a todos los aspectos del ser humano.

También es necesario encontrar algo en la vida que te aporte cierta felicidad, algo que pueda hacer que te evadas de todas las cosas que provocan presión. Ya sea un deporte,  o alguna otra actividad como la fotografía, la pintura, las manualidades, lo que sea; no hace falta que tengas talento, simplemente es buscar algo que te guste hacer y que te dé absolutamente igual lo que piensen los demás sobre esa afición, lo único y verdaderamente importante en esta vida es poder sentirse feliz. No todos tienen la suerte de dedicarse a hacer lo que realmente les guste, pero por lo menos siempre va a existir la posibilidad de evadirse de alguna manera u otra, y eso es lo que tenemos que encontrar, algo que nos guste hacer y que no dependamos de nadie, porque siempre que dependas de alguien vas a encontrarte en la situación de que te puedan decepcionar o simplemente de que necesites a alguien para hacer algo y en el momento en que te des cuenta que a lo mejor esa persona no puede por lo que sea, es cuando te encuentras frustrado.

Con todas estas palabras, sólo puedo concluir que hay que ser feliz y luchar contra todos los obstáculos que nos presenta la vida. Siendo positivo y en el momento en el que veas que puedes recaer darte cuenta y buscar apoyo en tus seres queridos o saliendo del lugar ese que te reprime, saliendo de esa rutinaria presión, ya sea de una manera u otra. A pesar de que parezca muy tópico, es verdad esa frase tan conocida que dice: “después de la tormenta siempre sale el sol”, así que ya sabes. Prepárate para disfrutar de ese sol tan ansiado por todos.






                                                                                                                                    Jennifer.

domingo, 22 de diciembre de 2013

Todos y cada uno de ellos te aportan algo.


No sé si se les habrá pasado por la cabeza la misma idea que a mí, o si solo será uno de mis pensamientos extraños. Yo creo que soy como soy gracias a todas las personas que me rodean, empezando por mi familia -de los que estuve rodeada la mayor parte de mi vida- hasta llegar a las personas que pienso que han sido irrelevantes como por ejemplo alguien que haya conocido un solo día. Pienso que cada una de las personas que me rodean me aporta algo, y obviamente las que más me aportan son las que conservo y tengo más aprecio.

Podemos sentirnos afortunados por tener tanta gente especial que nos rodea, tantas personas diferentes, cada una con sus pensamientos y su particular forma de ser. No tenemos por qué rodearnos siempre de la misma gente. Al igual que viajar o leer te abre la mente, conocer personas con distintos pensamientos puede llegar a resultar verdaderamente interesante. Lo bonito de todo esto también es que siempre nos pasa que escuchamos una canción y no podemos evitar acordarnos de esa o esas personas especiales o sino también nos puede pasar al ver una película, al leer un libro, al contemplar una pintura o simplemente al ver un trozo de tela, que por el motivo que sea significa algo importante.

Lo que intento yo es rodearme de gente que en cierta manera me aporte algo positivo. Igual puede sonar un poco egoísta, no lo sé, pero es verdad que cuando me relaciono con gente que solo se interesa por cosas banales intento huir de ellos porque considero que la relación no va a llegar a ninguna parte. Y bueno, también es verdad que es imposible que todos congeniemos con todos, al fin y al cabo somos humanos. Pero aun así estas personas de las que huyo me aportan cosas útiles; al conocerlas  y ver su comportamiento puedo darme cuenta de lo que tengo que evitar hacer yo. Me ha pasado ya en varias ocasiones de ver algún gesto poco bonito en alguien y pensar que yo lo he hecho alguna vez, y por eso esto me ayuda a no volver a cometer algunos errores; ya que considero que si a mí me ha disgustado algo, puede que a otros también pueda hacerlo.


Para concluir de alguna manera… me gustaría aconsejarles que se rodeen de personas con las que se sientan a gusto, y si no lo están es tan simple como alejarse de ellas y no “malgastar el tiempo”; no tienen por qué sentirse obligados a seguir rodeándose de gente que solo les aporta cosas negativas, ya que al fin y al cabo no lleva a ninguna parte.

domingo, 24 de noviembre de 2013

Convencionalismos


El mundo está lleno de convencionalismos. ¡Qué horror! Lo más triste es que mucha gente no se da cuenta que realmente está haciendo cosas que de algún modo u otro les “obliga” la sociedad.
Desde pequeños estamos rodeados de este convencionalismo social en el que nos hacen creer que venimos a este mundo para crecer, estudiar, encontrar un trabajo, tener un coche, tener una relación estable, casarnos, tener hijos y tener nietos. ¿Por qué tiene que ser así? ¿Por qué no nos enseñan desde chiquitos a ser felices en vez de a pensar en cosas materiales?
Tendría que existir al menos una asignatura en el colegio en la que nos ayudaran a afrontar la vida, en la que nos dieran algunos consejos básicos que no se nos olviden nunca, como es el simple hecho de hacer lo que realmente nos guste sin miedo a nada.
Está claro que es imposible que desde pequeños aprendamos cómo comportarnos en la vida, qué hacer y qué no hacer; eso está claro; pero no estaría nada mal que te recuerden todos los días lo importante que es ser optimista y tener una sonrisa en la cara a pesar de lo que pueda estar ocurriendo.

Sé que todavía me queda mucho camino por delante, soy joven, pero tuve la suerte de darme cuenta de lo importante que es sentirse bien, sentirse realizado, sentir que estás haciendo las cosas bien. Siempre escuchaba como la gente mayor decía que la etapa universitaria suele ser la mejor o al menos de las mejores de tu vida, ¡y qué razón tenían! Estar en la universidad, independientemente del hecho de hacer una carrera, tiene muchas cosas más a parte del estudio en sí. Conocés a muchas personas espectaculares, que seguramente una vez que entren en tu vida será difícil que salgan. También habrá otras que así como entran salen; de esas no hay que preocuparse demasiado.
Es precioso poder conocer a gente de todas partes del mundo y saber que siempre vas a tener un rinconcito más para ir a visitar a viejos amigos y recordar momentos felices.
Escribiendo esto pareciera que fuera una anciana recordando viejos tiempo o algo así, pero no, simplemente hoy es uno de esos días en los que me siento melancólica y necesito expresar lo que siento de alguna manera u otra.

Continuando con el tema del convencionalismo; sólo puedo decir que tengo que reconocer que yo también me dejo llevar por la sociedad muchas veces. El consumismo, sin ir más lejos, es muy dañino, pero es difícil también resistirse a la tentación, al fin y al cabo somos humanos.
No puedo evitar a veces comprarme cosas realmente innecesarias como maquillaje por ejemplo. Reconozco que no me suele gustar maquillarme; a veces mi familia o mis amigas me dicen: ¿pero por qué no te maquillás? ponéte más linda, o cosas así. Recuerdo concretamente un día en el que me lo dijeron varias veces y no pude evitar ponerme a llorar. ¿Por qué me piden que me maquille? ¿Tan fea soy? Pero comprendí que no es cuestión de belleza o fealdad. Ellos no lo dicen por eso obviamente, pero en ese momento es como me sentí. Y de algo que me di cuenta con el paso de los años es que cuando más linda me veo es cuando estoy feliz y no cuando más me maquillo. Me costó darme cuenta, pero por suerte es así.
Los chicos no se maquillan, se muestran tal y como son, ¿por qué para nosotras tiene que ser diferente? Consumismo puro y duro.
Otro tema por supuesto es el de la vestimenta. Sí, hay cosas preciosas para comprar, cosas totalmente inservibles realmente, pero preciosas y muchas veces es difícil resistirnos, pero ahí están, existen y seguirán existiendo.
Vivimos en un mundo en el que muchas veces hacemos cosas que realmente no deseamos, pero sólo lo hacemos por seguir la corriente, por hacer lo mismo que hacen los demás y no parecer “raritos”. Mucha gente tarda en darse cuenta de esto, o incluso nunca llegan a darse cuenta que realmente hay que hacer lo que te dicte tu cabeza o tu corazón y no lo que te dicten los demás.
Sólo puedo concluir esto diciendo que hagás lo que realmente quieras sin importar el momento. Si querés cantar, hacélo, si querés irte de viaje, hacélo, si querés darle un abrazo a tu compañera de piso, hacélo, si querés ponerte a saltar en medio de la calle, ¡no lo dudes! ¿Por qué no hacerlo? ¿Por si a alguien le parece raro? Dicho finamente: que se vayan a tomar aire ;).